martes, 25 de agosto de 2009

EXPLOTADORES DE LA NECESIDAD


El pasado 21 de agosto mi amigo Vicente Valero realizó un comentario a la entrada de mi blog “Indiferentes ante la desesperación y la muerte? La reproduzco con su permiso como entrada del Blog ya que su opinión respecto al uso de niños con discapacidad para su explotación me parece una importante llamada de atención y una denuncia por la indiferencia social e institucional ante estos comportamientos.


“No recuerdo que economista tenía en la pared de su despacho una foto de un niño negro desnutrido y decía que todos los días miraba la foto preguntándose si su trabajo reduciría el hambre y la necesidad de niños como el de la foto.Un hijo de emigrante no puede ver como personas a las que el hambre empuja a la busca de recursos por medio de su trabajo son objeto de tráfico humano y trato prohibido por las declaraciones de derechos humanos.El compromiso de los estados avanzados en que las necesidades vitales de su población están cubiertas debe ser real y efectivo. No se puede mirar para otro lado mientras seres humanos son explotados por traficantes de vidas humanas y explotadores de la necesidad.Al hilo de este artículo me viene a la memoria el escandaloso asunto del prófugo norcoreano que denunció que el régimen utiliza a niños discapacitados para probar armas químicas. Me pregunto que ha hecho el gobierno de España: ¿Ha pedido la retirada a consulta al embajador Juan Lena? ¿Algún grupo parlamentario ha dicho algo? ¿Alguna institución internacional ha movido un músculo?.Recuerdo que el holocausto judío vino precedido del asesinato de miles de discapacitados alemanes y el mundo miró para otro lado.Con los negros que llegan en patera pasa lo mismo, se da por normal lo que es una violación de derechos humanos y el día que la necesidad nos apriete clamaremos por unos derechos que no reconocemos. (Vicente Valero)

2 comentarios:

ceagimenez@yahoo.com dijo...

Hoy no me puedo levantar (así empezaba una canción), y es un fastidio. No es resaca lo que tengo. Es algo del cerebro, que funciona a su manera. Lo que me fastidia todavía más es que por este motivo no se me permite (activa o pasivamente; en general por dejadez, por desidia, por falta de interés) entrar a muchos sitios: colegios, cines, restaurantes, discotecas, tiendas...
Vivo, pues, discriminado. Lo peor de todo es que hay veces que noto que por esa razón el carácter se me está agriando. Como cuando le grité a un hombre por aparcar en el paso de peatones y mi madre, que me llevaba en la silla de ruedas, tuvo que hacer un esfuerzo para subirme a la acera, y se sonrojó al escucharme, y se llevó un disgusto. Los dos, el del coche y yo, lo hicimos muy mal, y después me sentía fatal.
Se me ha ocurrido, para hacer visible la discriminación que me altera, ir a manifestarme con otros muchos este año en madrid el día 12 de septiembre, a ver si entre la multitud conseguimos que tanto las instituciones como los demás ciudadanos dejen de discriminarnos por nuestra diversidad funcional y empiecen a respetarnos igual que a todo el mundo.
No saldré ese día a la calle por gusto, ni voy a pegarme un viaje como este para pedir la luna, eso sería un sinsentido. Lo único que pediré con quienes se animen a venir a la calle Atocha es que se cumplan los derechos humanos de todas las personas que viven en situaciones parecidas a la mía. No es capricho mío. Es nuestra obligación. Está escrito.
Gracias por escuchar.

María José Sánchez Rubio dijo...

Yo estaré allí. Y ayudaré lo que pueda que junto a lo que hagáis otras personas servirá con seguridad para ir mejorando las cosas.
María José Sánchez